LA TRANSFORMACIÓN A LA SOSTENIBILIDAD ES POSIBLE
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Señales de esta posibilidad provienen desde el sector financiero que ha empezado con asumir la responsabilidad de sus impactos en el ambiente y la sociedad
El reto de la pandemia nos permite vivir una gran oportunidad de transformar nuestras relaciones con la naturaleza y como sociedad. La denominada recuperación verde puede entenderse como un puente hacia un futuro más sostenible y capaz de resistir retos inclusive más grandes que el COVID19. En este puente movilizan tantos o más recursos que el proceso de reconstrucción post-segunda guerra mundial. El vehículo que transporta esos recursos se denomina ampliamente como finanzas sostenibles. Es en este escenario de alta disponibilidad de recursos internacionales que las decisiones tomadas ahora darán forma a nuestras economías, sociedades y al futuro de la humanidad dada la crisis climática.
El sector financiero está llamado a jugar un papel crítico en la solución asumiendo la doble responsabilidad i) captar la mayor cantidad de recursos y ii) asegurar que los impactos generados por el financiamiento que pueda canalizar contribuyan a la transformación nacional. Las finanzas sostenibles son un vehículo que por construcción permite tener seguridad que el uso y destino de los recursos genere impactos sociales y ambientales favorables – es decir inversiones responsables o con propósito.
Este camino puede ayudar a crear empleos de calidad, atraer inversiones que se transformen en impactos sociales y ambientales deseados al tiempo que se abordan las crisis ambientales, sociales y climáticas que se superponen. Las finanzas sostenibles e instrumentos como los bonos verdes, sociales o de sostenibilidad están diseñado para facilitar i) la captación por las entidades financieras de ingentes recursos para ii) permitir la implementación de proyectos a través de financiación en condiciones blandas que permitan, por ejemplo, una mayor población con acceso a soluciones habitacionales, acceso a servicios públicos, mayor cobertura sanitaria y una economía diversificada que disminuye su consumo de agua y energía al tiempo que contribuye a menos emisiones globales.
Para habilitar el poder transformador de las finanzas sostenibles, se requiere algunos pasos clave que incluyen estimular la innovación y adaptar la regulación existente y crear las capacidades para que todos los jugadores del sistema financiero puedan capturar sus beneficios. Esto incluye no sólo la banca corporativa sino también las instituciones financieras de la economía popular y solidaria, como son las cooperativas de ahorro crédito que ya han iniciado el otorgamiento de créditos verdes, así como una mayor preparación a los empresarios de la micro, pequeña y mediana empresa del país para que puedan aprovechar las ventajas del acceso a un financiamiento como mejores condiciones de pago y plazos.
Esto puede ayudar a impulsar la aún incipiente participación del sector privado en la transición hacia economías bajas en carbono y la sostenibilidad. Estudios confirman que el financiamiento bancario juega un papel clave en la región y evidencian que los instrumentos del mercado de capitales están mejorando y expandiéndose. En América Latina, los sectores financieros han respondido de diversas maneras a esta transición. Los principales mercados de capitales en América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) han demostrado un gran crecimiento. El Ecuador es un líder regional con la emisión del primer bono social soberano en el 2020 y con emisiones de bonos verdes por parte de Banco del Pichincha en 2019. Banco de Guayaquil avanza en impactos en inclusión financiera apalancado por un bono social.
El cambio climático es la principal disrupción y también la mayor oportunidad para el mundo y para el sector financiero y bancario, incluso más que la digitalización para los bancos. Los bancos que no adopten la sostenibilidad y no se transformen a sí mismos, no sobrevivirán. Tenemos que ser así de drásticos.