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Más pymes negocian sus facturas en la Bolsa de Valores de Quito
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Desde febrero del 2018, en la cadena de ferreterías Unifer adoptaron un mecanismo para convertir sus ventas a crédito en ingresos al contado.
Karina Cadena, analista financiera de la empresa, explica que el 3% de todas las facturas que emiten a sus clientes lo negocian en el mercado de valores.
“Comenzamos con casos específicos de clientes que nos solicitaban plazos adicionales de pago y encontramos que así podíamos ampliarles el crédito sin que nuestra empresa sacrificara su liquidez”.
Unifer está entre la veintena de empresas que han optado por el esquema de facturas comerciales negociables (FCN) en Bolsa, que permite vender a inversionistas el derecho de cobro de las facturas.
Con esto, quienes negocian sus facturas reciben el dinero en efectivo con un descuento, pero evitan esperar meses para recibir el monto facturado.
Entre enero y mayo del presente año, en el mercado de valores se han transado USD 81,8 millones a través de este mecanismo, según datos de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ), es decir, un 206% más que en el mismo período del 2017.
Este monto también significa casi 30 veces más de lo colocado durante todo el 2016, cuando las FCN representaron apenas USD 2,6 millones.
El principal beneficio del mecanismo es que en caso de necesitar liquidez, el emisor ya no debe pedir un crédito a tasas altas de interés y conseguir una garantía, dice Eduardo Argumedo, director comercial de la BVQ.
“Vemos que empresas pequeñas y medianas usan bastante el producto, al igual que empresas grandes. Empresas comerciales e industriales son las que más lo utilizan, para financiamiento de capital de trabajo”.
El número de empresas que usan este instrumento también registra un incremento.
Entre enero y abril de este año se registran 22 empresas que colocaron FCN, mientras que en el 2017, en ese mismo período, las transacciones las realizaron siete empresas.
En la lista están Sumesa, Fadesa y El Ordeño, entre otras.
Este instrumento existe en el país desde el 2008, pero hace dos años repunto su demanda.
Gonzalo Cucalón, vicepresidente de la Asociación de Casas de Valores (Asocaval), considera que este impulso obedece a cambios normativos.
Entre ellos está la entrada en vigencia de la Ley de Fortalecimiento y Optimización del sector Bursátil, en el 2014.
La normativa dispuso que las facturas electrónicas también se negocien en Bolsa y se incluyó un beneficio para que las empresas emisoras deduzcan de la base imponible del impuesto a la renta, el 0,5% del monto total de facturas negociadas en Bolsa.
Luego, en febrero del 2016, una resolución de la Junta de Política y Regulación Monetaria, dispuso la creación de un Registro Especial Bursátil exclusivamente para empresas pequeñas y medianas (pymes), y de la economía popular y solidaria.
Según esta resolución, las FCN no necesitan calificación de riesgo y las empresas emisoras de las facturas no están obligadas a contratar una auditoría externa.
Este tipo de papeles tiene un plazo de 360 días y son de renta fija, es decir, que el inversionista recibirá un monto establecido que no variará cuando venza el plazo de su inversión.
En este grupo también están instrumentos como las titularizaciones.
Santiago Cornejo, presidente de la Casa de Valores Probrokers, señala que las tasas de rendimiento son atractivas para los inversionistas pues, en promedio, se pagan rendimientos de entre 4 y 9%.
“Son de menos de un año y pagan rendimiento promedio de 7%. Es mucho más que las tasas de ahorro y certificados que pagan los bancos, que están por debajo del 4%”, dice.
Argumedo indica que estos papeles son demandados sobre todo por fondos de inversión y personas naturales. Añade que no hay montos mínimos para invertir en FCN, pero recomienda tomar en cuenta lo que cobrará la Casa de Valores por comisión.
“En el mercado hay facturas desde USD 500 y de miles. Se pueden comprar montos pequeños, pero invertir a partir de USD 1 000 sería recomendable; porque, por ejemplo, no sería buena idea invertir en una factura de USD 200 si los costos son por USD 50”, dice.
FUENTE: Este texto fue extraido en su totalidad del diario EL COMERCIO
Karina Cadena, analista financiera de la empresa, explica que el 3% de todas las facturas que emiten a sus clientes lo negocian en el mercado de valores.
“Comenzamos con casos específicos de clientes que nos solicitaban plazos adicionales de pago y encontramos que así podíamos ampliarles el crédito sin que nuestra empresa sacrificara su liquidez”.
Unifer está entre la veintena de empresas que han optado por el esquema de facturas comerciales negociables (FCN) en Bolsa, que permite vender a inversionistas el derecho de cobro de las facturas.
Con esto, quienes negocian sus facturas reciben el dinero en efectivo con un descuento, pero evitan esperar meses para recibir el monto facturado.
Entre enero y mayo del presente año, en el mercado de valores se han transado USD 81,8 millones a través de este mecanismo, según datos de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ), es decir, un 206% más que en el mismo período del 2017.
Este monto también significa casi 30 veces más de lo colocado durante todo el 2016, cuando las FCN representaron apenas USD 2,6 millones.
El principal beneficio del mecanismo es que en caso de necesitar liquidez, el emisor ya no debe pedir un crédito a tasas altas de interés y conseguir una garantía, dice Eduardo Argumedo, director comercial de la BVQ.
“Vemos que empresas pequeñas y medianas usan bastante el producto, al igual que empresas grandes. Empresas comerciales e industriales son las que más lo utilizan, para financiamiento de capital de trabajo”.
El número de empresas que usan este instrumento también registra un incremento.
Entre enero y abril de este año se registran 22 empresas que colocaron FCN, mientras que en el 2017, en ese mismo período, las transacciones las realizaron siete empresas.
En la lista están Sumesa, Fadesa y El Ordeño, entre otras.
Este instrumento existe en el país desde el 2008, pero hace dos años repunto su demanda.
Gonzalo Cucalón, vicepresidente de la Asociación de Casas de Valores (Asocaval), considera que este impulso obedece a cambios normativos.
Entre ellos está la entrada en vigencia de la Ley de Fortalecimiento y Optimización del sector Bursátil, en el 2014.
La normativa dispuso que las facturas electrónicas también se negocien en Bolsa y se incluyó un beneficio para que las empresas emisoras deduzcan de la base imponible del impuesto a la renta, el 0,5% del monto total de facturas negociadas en Bolsa.
Luego, en febrero del 2016, una resolución de la Junta de Política y Regulación Monetaria, dispuso la creación de un Registro Especial Bursátil exclusivamente para empresas pequeñas y medianas (pymes), y de la economía popular y solidaria.
Según esta resolución, las FCN no necesitan calificación de riesgo y las empresas emisoras de las facturas no están obligadas a contratar una auditoría externa.
Este tipo de papeles tiene un plazo de 360 días y son de renta fija, es decir, que el inversionista recibirá un monto establecido que no variará cuando venza el plazo de su inversión.
En este grupo también están instrumentos como las titularizaciones.
Santiago Cornejo, presidente de la Casa de Valores Probrokers, señala que las tasas de rendimiento son atractivas para los inversionistas pues, en promedio, se pagan rendimientos de entre 4 y 9%.
“Son de menos de un año y pagan rendimiento promedio de 7%. Es mucho más que las tasas de ahorro y certificados que pagan los bancos, que están por debajo del 4%”, dice.
Argumedo indica que estos papeles son demandados sobre todo por fondos de inversión y personas naturales. Añade que no hay montos mínimos para invertir en FCN, pero recomienda tomar en cuenta lo que cobrará la Casa de Valores por comisión.
“En el mercado hay facturas desde USD 500 y de miles. Se pueden comprar montos pequeños, pero invertir a partir de USD 1 000 sería recomendable; porque, por ejemplo, no sería buena idea invertir en una factura de USD 200 si los costos son por USD 50”, dice.
FUENTE: Este texto fue extraido en su totalidad del diario EL COMERCIO